martes, 23 de enero de 2007

ASISTENCIA A UN CREPÚSCULO

Aún no, no, no. No hay descanso en mi nombre.
He resbalado desde un sentimiento,
y yerto en él-tendido entre dos llamas-,
piedra de tumba soy, papel sin letra.
Venga el que pasa-aquel que no he pensado-,
el que recibe, sin saber, completo:
tú-tal vez yo sea-, tú, ven, levántame:
soy piedra desehcada, soy huida
que retengo por mí-tal vez tú seas-;
ven, graba en mí tu nombre, dame espacio,
céntrame arriba, abajo: golpe a golpe
se forma en cruz mi vida. Punta en punta,
el cincel de tu tiempo irá encontrándome
hueco espacio de acción doble y continua.
Luz y sombra-al unirse-construyeron,
construyen-sin penumbra-, la estación,
el momento resbalado-impreciso-
en que soy-en que escapo-, en que a mí vengo,
en que a mí fundo en mí lo inhabitado.
Tú que pasas-tal vez yo seas-, ven.
¿No has pasado? ¿El lugar que soy contemplas?
Tal vez mi sentimiento sea lo extraño
que te admira. ¡No sé! Nada recuerdo.
Dejé mi pulso, arriba, abajo, a golpes
destruyéndome acaso a ti, que cerca
te he sentido llegar a lo que asistes,
a lo que en mí contemplas y no dejas,
a lo que vas labrando en mí contigo
letra a letra en la acción que me has salvado.
No sé, no sé por dónde... El sol se puso
arriba, abajo -en medio de mis ojos-,
al sentirte a mí llegando... Mi vista,
al sol me hundió... ¡Perdido estoy! ¡Sin cuerpo!
¿Tal vez tú seas?
¿Sí?
!Graba mi nombre!

sábado, 13 de enero de 2007

SOBRENATURALEZA

Hemos menospreciado las imágenes diarias de nuestra alienación febril, hemos contorsionado los anhelos que nos dejan vivir, hemos ocasionado nuestra negación en un espejo falso, hemos dilatado nuestra existencia en débiles gritos, hemos dormido al calor de una corrección perpetua, nos invade la divinidad amigos, nos sacia el aliento fugaz de horizontes recién hechos, se nos da con ligereza esa prístina sorna celestial que nos complace, nos hace seres humanos, y somos coronados con opulenta gracia, con designios místicos, con roces órficos, con la oscuridad perenne de nuestra gran dignidad: la sobrenaturaleza